Hace un año los legisladores de nuestro país deliberaron
sobre la legalización del aborto voluntario. Ese tiempo de debate nos sirvió
para conocernos y madurar algunas ideas que compartimos a nuestra comunidad,
con la esperanza de que sean un aporte para la sociedad y sobre todo para las
conciencias de quienes deben decidir.
Creemos oportuno por lo tanto manifestarnos públicamente,
desde el lugar que nos compete como profesores, licenciados y doctores en
Filosofía:
1. La ciencia sostiene que la vida comienza en el momento
de la fecundación (también llamada "concepción"). Está fuera de
discusión filosófica o científica si un embrión en desarrollo es o no un ser
viviente. Desde el momento en que crece ejecutando su propio plan vital es un
ser vivo.
2. No hay ninguna razón para confundir en la actualidad el
cuerpo de ser humano por nacer con el de su madre biológica. Son entidades
diferentes.
3. La dependencia funcional del ser humano por nacer, que
se mantendrá bajo otra forma durante largo tiempo en su infancia, no puede
entenderse como una “unidad entitativa” con el cuerpo de su madre. El
nacimiento no significa para la madre una pérdida de su cuerpo.
4. Todos los seres vivos provienen de otro ser vivo de su
misma especie. Es una regularidad biológica, a la que no se ha encontrado excepción
en la naturaleza. Por lo que, no hay razón para sostener que un hijo de seres
humanos no es un ser humano.
5. La ciencia contemporánea puede establecer sin lugar a
dudas que todo ser humano viviente en este mundo es un individuo de la especie homo sapiens; tenga siete días de gestación o setenta años de vida.
6. Todo ser humano es siempre un ser humano, más allá de
sus capacidades o tamaño: locuaz o mudo; pequeño o grande; saludable o enfermo;
lúcido, adormecido o aún en coma.
7. La noción ontológica de persona, más allá de matices
filosóficos, puede ser reducida a la de un ente dotado, por su modo de ser o
esencia, de conciencia y libertad.
8. Por referirse al modo de ser, la noción de persona se
aplica a todo ser humano, independientemente de la posibilidad de ejercicio de
actos libres y conscientes en algún periodo de su existencia.
9. El reconocimiento jurídico-positivo del rango de persona
no es una concesión del poder del Estado, sino una obligación de los Estados
frente a la realidad de un sujeto humano o persona humana.
10. Una ley positiva que niega el carácter de persona a un
ser humano y sus derechos consecuentes, lo hace injustamente: no le da lo que
le corresponde.
11. Suele motivar tal injusticia el aprovechamiento de una
asimetría de poder. La historia de nuestra especie muestra ejemplos tristes o
aún inhumanos en tal sentido.
12. El auténtico progreso de la humanidad conlleva la
realización de la universalidad del reconocimiento del carácter humano a todos
los hombres, particularmente los más débiles.
13. Tratar a todo ser humano como persona es el fundamento
de cualquier orden ético o jurídico.
14. No puede haber un orden jurídico auténticamente humano
que ponga a la vida de las personas como un bien disponible sujeto al arbitrio
de otro; aun cuando este otro sea su madre o padre biológicos.
15. Sin derecho a la vida de cada persona, pierden sentido
los demás derechos que se vuelven inmediatamente irrealizables: los muertos no
estudian, no trabajan, no tienen casa, no pueden casarse, ni tomarse
vacaciones.
16. La consideración de la situación de vulnerabilidad en
la que se encuentra la mujer embarazada, fundamenta la justa exigencia de
atención especial de la comunidad y el Estado.
17. La misma consideración se aplica, y aún con mayor
fuerza, en el caso de la persona todavía no nacida, sujeto humano de
insospechada inocencia, al que paradójicamente se pretende eliminar con la
indiferencia cuando no el apoyo de la comunidad y del Estado.
Hace un año en el Congreso Nacional, se trataba el proyecto
de ley cuyos autores denominaron eufemísticamente de “Interrupción Voluntaria
del Embarazo”. A tiempo, el Senado de la Nación no sancionó dicha iniciativa,
contraria a nuestro orden legal y a la dignidad de todo ser humano, nacido o
por nacer. Sin embargo, en el campo de la cultura la disputa continúa. Por eso,
a un año de la votación en el Senado, decimos con firmeza que la vida de la
persona humana, por nacer o nacida, no debe ser objeto de discusión; sino de
atención y cuidado por parte de la comunidad y del Estado.
8 de agosto de 2019
Día Internacional de Acción Por las Dos Vidas
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